Se cumple un mes de aquella llamada: “Necesitamos ayuda, tenemos el garaje inundado”

La primera llamada entró a las 21:30 de aquel fatídico 29 de octubre. El problema de esta administradora de fincas era el mismo que en ese momento se estaba viviendo en tantas otras comunidades, el garaje se había inundado con motivo de la riada que ha asolado l’Horta Sud.

A esa llamada siguieron muchas más, a cada cual más desesperada. Viviendas, negocios, sótanos, garajes, trasteros… Se necesitaba ayuda, mucha, y se necesitaba ya.

En Valía vivimos siempre con mucha expectación los avisos de gota fría o dana, y éste no era una excepción. Todo nuestro equipo humano estaba prevenido y en guardia en nuestras naves en Alaquàs. Toda nuestra maquinaria, especialmente los camiones extractores, estaban preparados para los posibles avisos. Y desde el 30 de octubre, día posterior a la tragedia, no hemos parado de trabajar en la zona cero. De hecho, fuimos la primera empresa en prestar ayuda en una comunidad de vecinos de Paiporta, una de las localidades más devastadas.

Puntualmente, a lo largo de estas semanas, también hemos unido esfuerzos con bomberos de diferentes zonas de España y con miembros de la UME, porque el objetivo era mutuo, ayudar y hacerlo lo más rápido posible.

Estar al lado de nuestros clientes, los administradores de fincas, ha sido la máxima prioridad. Las llamadas han llegado de todas partes, porque la necesidad era y sigue siendo ingente.

Extraer agua, retirar lodo, desinfectar, arreglar los suministros dañados, ha sido nuestro día a día desde hace 30 jornadas.

Pero esto es solo la punta del iceberg

Las actuaciones primeras han sido las de emergencia, las esenciales. Ahora queda la segunda fase, la de reconstrucción. Una labor cuya coordinación también recaerá sobre los administradores de fincas, y que debe contemplar lo que se ve, pero también lo que permanece oculto y dará la cara en unas semanas, meses e incluso años. Daños, que una vez cerrados los expedientes del Consorcio de Compensación de Seguros, serán difíciles de indemnizar.

Trabajar con esa visión es imprescindible, por ello, es necesario que las comunidades de vecinos cuenten con estudios previos que valoren también los daños no visibles como:

La corrosión de los elementos eléctricos: que obligará a limpiarlos adecuadamente o a sustituirlos.

Afectación de las instalaciones de saneamiento: con roturas y pérdidas a corto y medio plazo. Por no hablar de la limpieza de las arquetas domiciliarias, pozos e inspección de las redes.

Revestimientos en paramentos y suelos: tras la limpieza y desinfección, hay que atender a los revestimientos, que podrían desprenderse con el tiempo.

Estructura del edificio: cualquier patología debe ser inspeccionada de inmediato por técnicos especializados.

Ante esta realidad, es fundamental que se inicie un estudio previo de los daños y patologías que puedan haberse producido en el inmueble ya que muchos de ellos se manifestaran en un futuro. Es el primer paso para planificar todas las actuaciones que se deben realizar y, así, ejecutarlas con éxito.

Una vez más, desde VALÍA, ponemos a disposición de toda nuestra experiencia, equipo técnico y humano para guiar y ejecutar este reto conjunto, la reconstrucción tras la dana en l’Horta Sud.